
María, quien es nuestra Madre Celestial y protectora, nos hace un llamado a cada uno de nosotros sus hijos amados, a la oración, la conversión y el arrepentimiento. Así mismo, Dios Misericordioso derrama infinitas gracias a través del amor maternal de la Virgen María.
Bernardita fue la elegida por Dios para ser testigo y mensajera de tan extraordinaria iniciativa del Creador. La Madre de Jesús, nuestra Madre también, supo cómo siempre enamorar a las multitudes y convocar a los pueblos de las naciones alrededor de la majestuosa imagen que de Ella se difundió.
Bernardita fue también instrumento de confirmación del Dogma de la Inmaculada Concepción, para alegría de los que amamos la pureza de María, reconocida de este modo en las propias palabras de la Reina del Cielo: "Yo soy la Inmaculada Concepción". Hoy, después de 150 años, las palabras de María resuenan en nuestros oídos con la misma fuerza, como un cristal puro que resuena y sacude con su timbre los tímpanos del mundo.
El 11 de febrero no solamente recordamos las apariciones de Nuestra Señora de Lourdes, sino también es un día para estar en oración. En esta fecha tan especial, imploramos la intercesión de María por todos aquellos que sufren de una enfermedad ya sea corporal o espiritual.
Quiero invitarle a que en este día recuerde a sus familiares y amigos que se encuentran enfermos y que necesitan especialmente de sus oraciones. Únase a los Padres y Hermanos Marianos en una novena especial en honor a Nuestra Señora de Lourdes para recordar a todos aquellos que a traviesan por una enfermedad. Dicha novena se llevará a cabo del 2 al 10 de febrero, con una Santa Misa especial el 11 de febrero en el Santuario Nacional de la Divina Misericordia.
Imploremos a nuestra Madre Santísima que interceda por nosotros sus hijos, particularmente por los enfermos de todo el mundo. Que su manto protector nos cubra siempre, mientras recordamos las palabras de nuestro Fundador, el Santo Padre Estanislao Papczynski: "Inmaculada Concepción, se nuestra salvación y protección."
Oración a la Virgen de Lourdes por la salud de los enfermos
¡Oh amabilísima Virgen de Lourdes, Madre de Dios y Madre nuestra!
Llenos de aflicción y con lágrimas fluyendo de los ojos,
acudimos en las horas amargas de la enfermedad a tu maternal corazón, para pedirte que derrames a manos llenas
el tesoro de tu misericordia sobre nosotros.
Indignos somos por nuestros pecados de que nos escuches,
Pero acuérdate que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido a ti haya sido abandonado.
¡Madre tierna! ¡Madre bondadosa! ¡Madre dulcísima!
Ya que Dios obra por tu mano curaciones sin cuento en la Gruta prodigiosa de Lourdes,
sanando tantas víctimas del dolor,
guarda también una mirada de bendición para nuestro pobre enfermo... (se dice el nombre).
Alcanzadle de vuestro Divino Hijo Jesucristo la deseada salud, si ha de ser para mayor gloria de Dios.
Pero mucho más alcanzadnos a todos el perdón de nuestros pecados, paciencia y resignación en los sufrimientos
y sobre todo un amor grande y eterno a nuestro Dios,
prisionero por nosotros en los Sagrarios. Amén.
Virgen de Lourdes, rogad por nosotros.
Consuelo de los afligidos, rogad por nosotros.
Salud de los enfermos, rogad por nosotros.
Rezar tres Avemarías.